Cuando lo predecible se vuelve impredecible
En el hemisferio norte el clima generalmente cambia en un ciclo de un año de la manera que todos esperamos: en Virginia, eso significa veranos calurosos y húmedos seguidos de inviernos fríos. Los seres humanos dependen de estos patrones climáticos predecibles en muchos aspectos, desde la planificación de cuándo plantar cultivos abundantes hasta el diseño y construcción de infraestructura segura. Sin embargo, el acelerado cambio climático provocado por el ser humano está haciendo impredecible lo predecible, poniendo así en peligro nuestras fuentes de alimento y nuestros hogares.
Otras especies también están sufriendo el carácter imprevisible de los efectos del cambio climático.
El cambio climático ha provocado que la fecha límite actual de floración de los mundialmente famosos cerezos en flor de Washington, DC, se adelante en más de una semana a la primavera, con respecto al mismo suceso en la década de 1920.
De hecho, cerca de tres cuartas partes de los parques nacionales de EE. UU., incluido el Parque Nacional Shenandoah de Virginia, están experimentando primaveras y fechas de floración más tempranas. El clima más cálido hace que las plantas broten y florezcan más tempranas.
A los científicos les preocupa que las fechas de floración más tempranas no se vayan a superponerse de manera predecible con la fase en que los polinizadores principales están activos, lo que provocaría un déficit de semillas en estos hábitats. Estos casos de ciclos desfasados continúan surgiendo en todo el mundo y los científicos vigilan atentamente las especies de plantas y polinizadores vulnerables al clima.