Popó en el suelo, un problema de mil millones de libras
Cada año la población canina de la cuenca de la Chesapeake Bay genera cerca de 500 toneladas de heces. Esa cantidad de desechos es suficiente para llenar más de 14.600 remolques de tractor a plena capacidad. ¡estos remolques se extenderían desde aquí mismo en Richmond, Virginia hasta Baltimore, Maryland!
Y, como todos sabemos, no todos los dueños de perros recogen las deposiciones de sus caninos. Entonces, ¿dónde van a parar realmente todas esas heces no recogidas?
Durante una tormenta de lluvia, los desechos de mascotas se disuelven en nuestro entorno en alcantarillas y arroyos.
Las heces caninas contienen mucho nitrógeno y fósforo, y cuando un gran volumen de estos nutrientes proveniente de los desechos de nuestras mascotas (o de fertilizantes) ingresa a una masa de agua, las algas pueden proliferar rápidamente. Cuando esta “floración” de algas muere, agota el oxígeno en el agua sofocando a los peces y otras formas de vida acuática beneficiosas.
Desafortunadamente, la contaminación por nutrientes no es el único problema que requiere nuestra atención. A las heces caninas también se les considera una fuente importante de bacterias que provocan enfermedades en el ser humano. Incluso pequeñas cantidades de heces caninas pueden contener bacterias nocivas como la Salmonella, Escherichia Coli, Giardia y Cryptosporidium, que pueden provocar enfermedades graves en los seres humanos.
En el año 2021, solo cerca de la mitad de los centros de ensayo de bacterias en el río James cumplieron con los estándares de calidad del agua del estado de Virginia, ¡confirmando cuán importante es reducir la popó-lución!
¡La buena noticia es que la contaminación por desechos de mascotas se puede prevenir completamente!
Entonces, ¡recuerde llevar sus bolsas la próxima vez que lleve a Bella a pasear y haga su parte recogiendo las heces!